Encefalopatía neonatal
Enero 2022
Encefalopatía neonatal y posibles oportunidades perdidas: cuando la historia sugiera , por favor enfríe.
Punto de vista
Mohamed Ali Tagin Arch Dis Child Fetal Neonatal Ed September 2021 Vol 106 No 5
Escenario clínico
Sarah es una niña que nació de una cesárea de emergencia después de un período de observación por registros cardiotocográficas poco tranquilizadores. Inicialmente estaba "plana" y recibió ventilación con presión positiva durante 3 minutos antes de establecer respiración espontánea. Sus scores Apgar fueron 1, 6 y 8 a los 1, 5 y 10 min, respectivamente; el pH del cordón fue de 7,08 y el exceso de base estándar (sBE) fue de -12,1. Sarah se quedó con su madre ya que respiraba con normalidad y estaba centralmente rosa a pesar de estar levemente hipotónica con una actividad mínima. A las 10 horas de edad, comenzó a presentar convulsiones recurrentes. La resonancia magnética cerebral mostró patrones extensos de restricción de la difusión compatibles con un insulto hipóxico-isquémico agudo.
Sarah es un caso compuesto, desarrollado
para incluir eventos reales que nosotros y otros hemos observado.
Desafortunadamente, muchas unidades neonatales reciben anualmente casos
similares y muchas veces terminan sin ofrecer hipotermia terapéutica, el único
tratamiento disponible con probada seguridad y eficacia para esta condición1.
Las guías actuales no son inclusivas y no consideran los casos límite2,3.
La simple pregunta que los médicos deben hacerse, ¿ es irrazonable tratar a un recién nacido con asfixia perinatal y encefalopatía moderada ?
Los bebés, en una
situación como la de Sarah, pueden perder la oportunidad de ser tratados con
hipotermia terapéutica porque pierden un solo criterio de las guías de
enfriamiento actuales. Los criterios de selección en los estudios randomizados controlados
iniciales de hipotermia se desarrollaron para identificar los recién
nacidos de mayor riesgo que habían estado expuestos a hipoxia-isquemia. Los
recién nacidos que tenían niveles de riesgo más bajos fueron excluidos
pragmáticamente. Ahora que la evidencia del beneficio está bien establecida, 1,4
proponemos que esos puntos de entrada se utilicen como una guía en lugar de un
factor limitante para la intervención. En conjunto, deberíamos ampliar e
idealmente simplificar esos criterios basados en nuestro juicio clínico para
maximizar los beneficios potenciales.
El score de Apgar puede ser uno de los
factores limitantes para ofrecer tratamiento. La puntuación de Apgar, a pesar de
ser una medida objetiva de los cambios fisiológicos de los recién nacidos al
nacer, es subjetiva para la persona que está puntuando. Tiene debilidades
metodológicas y la confiabilidad interobservador es pobre.5,6 En un estudio
controlado aleatorizado de enfriamiento selectivo de la cabeza, algunos recién
nacidos con puntajes de Apgar ≥ 6 desarrollaron encefalopatía de moderada a
severa y fueron incluidos.7 De manera similar, el pH está débilmente asociado
con el riesgo de encefalopatía y la encefalopatía neonatal puede ocurrir a
valores de pH sustancialmente más altos que los usados en los grandes ensayos
clínicos de hipotermia terapéutica. Vesoulis et al encontraron que el screening
universal de gases en sangre del cordón umbilical con un umbral de pH ≤ 7.10 y el
examen de encefalopatía obligatorio detectan un mejor inicio oportuno de la
hipotermia terapéutica.8 De manera similar, Yeh et al encontraron que el riesgo
absoluto de un resultado neurológico adverso aumentaba significativamente con el
pH del cordón umbilical por debajo de 7.10.9
Alternativamente, el lactato puede ser un índice más consistente que el pH o el sBE, y la mayoría de los casos de encefalopatía hipóxico-isquémica tienen lactato por encima de 8 mmol / L.10 La hipoxia-isquemia es un continuo dinámico de fenómenos clínicos y patológicos. No existen límites definidos entre los casos leves, moderados y graves. El momento exacto del insulto y el tipo de lesión no están claros en la mayoría de los casos. La hipoxia perinatal puede ser intermitente o total o una combinación.11 Además, la etapa de la encefalopatía y la gravedad de los cambios electroencefalográficos evolucionan con el tiempo.7,12 Biselele et al informaron tanto una mejoría como un deterioro en la puntuación de Thompson durante las primeras 6 horas de vida de recién nacidos con encefalopatía perinatal.13 La evaluación clínica neurológica es intrínsecamente subjetiva y necesita un entrenamiento riguroso y una validación cruzada con grabaciones de video para ser una herramienta válida.
La electroencefalografía (EEG) es una
medida mucho más objetiva pero necesita un entrenamiento significativo.
Interesantemente, en un estudio de seguimiento a largo plazo de una cohorte no
enfriada de recién nacidos con encefalopatía hipóxico-isquémica leve y moderada
clasificada clínicamente o por EEG temprano, los sobrevivientes de encefalopatía
leve tenían una tasa más alta de discapacidad que sus pares y tenían resultados
cognitivos similares a los de niños con encefalopatía moderada. 14 Esto enfatiza
la dificultad del pronóstico temprano y que la severidad de la injuria puede no
ser cuantificada de manera confiable mediante la evaluación clínica o el
electroencefalograma solo. Además, existe alguna evidencia de que el efecto neuroprotector de la hipotermia puede variar según la patología subyacente.15
Dados estos factores confundentes, actualmente es un desafío para los médicos
decidir de antemano quién se beneficiará o no de la hipotermia terapéutica.
Actualmente es ambiguo cómo evolucionarán los casos límite de encefalopatía hipóxica sin intervención.
Lo que sabemos es que la hipotermia terapéutica mejora la etapa de la
encefalopatía si la intervención se inicia dentro de las 6 horas posteriores al
nacimiento y mejora las posibilidades de sobrevida normal.16 La decisión de
ofrecer hipotermia como neuroprotección puede generar litigios posteriores
porque el tratamiento presupone una lesión aguda intraparto. Por el contrario,
no ofrecer enfriamiento puede interpretarse como una violación del estándar de
cuidado.17 Es comprensible que el equilibrio entre costos, riesgos y beneficios
del tratamiento no esté claro en muchas situaciones. Este enigma debería
mitigarse con los posibles beneficios del tratamiento. La seguridad probada de
la hipotermia terapéutica en un entorno de cuidados intensivos debería mitigar
el miedo al sobretratamiento. Por el contrario, la ventana para iniciar la
intervención es limitada. Por lo tanto, en muchos casos, la decisión de tratar
debe basarse en el contexto clínico, y las guías para la hipotermia terapéutica
deben usarse como una dinámica auxiliar en lugar de restrictiva para tratar.
Las guías actuales para la hipotermia
terapéutica han sido un paso limitante para ofrecer tratamiento a un grupo de
recién nacidos vulnerables que sufren hipoxia-isquemia perinatal y podrían
beneficiarse de esta intervención. Proponemos que cuando haya una historia perinatal de isquemia potencial, por ejemplo, prolapso del cordón,
desprendimiento de placenta o tan simples como anomalías en la monitorización
cardíaca fetal, debemos utilizar nuestro juicio clínico con un examen
neurológico frecuente, cuidadoso y completo para la presencia de encefalopatía
como criterio cardinal para intervención. Los beneficios potenciales en estas
situaciones superan cualquier daño potencial. Simplemente, no tenemos nada más
que ofrecer.
Los proyectos de mejora de la calidad con herramientas de screening estandarizadas que incluyen una evaluación clínica formal y EEG para monitorear los outcomes o resultados de los casos límite (borderline) que se consideran pero no se les ofrece hipotermia terapéutica son esenciales para establecer criterios confiables para el tratamiento. Dichos proyectos podrían incorporar factores de riesgo tempranos, tales como eventos perinatales, además de los criterios actuales de enfriamiento y evaluar la evolución de la condición de los recién nacidos mediante evaluaciones clínicas frecuentes.
El objetivo de esta carta no es proponer nuevas indicaciones para la hipotermia
terapéutica. Más bien sugerimos que es razonable buscar formas de optimizar los
criterios existentes para el tratamiento. Aunque solo un pequeño número de
recién nacidos se incluye en los márgenes para consideración, los beneficios
individuales pueden ser significativos. Es importante reconocer que existen
daños potenciales asociados con el tratamiento, por ejemplo, ingreso a cuidados
intensivos neonatales, vías centrales, uso de fármacos sedantes y nutrición parenteral, separación de la madre y riesgo de necrosis grasa subcutánea. Será
necesario discutir con los padres el balance entre los posibles beneficios neuroprotectores de la hipotermia terapéutica frente a los posibles daños en los
casos que no calificarían de acuerdo con las guías actuales. La naturaleza
irreversible del daño cerebral potencial y la naturaleza reversible y tratable
de otros efectos secundarios deben enfatizarse en esas discusiones con
documentación adecuada y explicaciones abiertas.
En conclusión, a la espera de nuevas investigaciones sobre mejores formas de evaluar a los recién nacidos para el tratamiento, especialmente en los casos límite, sugerimos que, en caso de duda, es apropiado iniciar la hipotermia terapéutica. Como parte de esto, sugerimos que cualquier recién nacido que haya estado expuesto a eventos hipóxicos perinatales y requiera reanimación activa debe ser observado durante al menos 6 horas y examinado de manera rutinaria en relación a los criterios de hipotermia terapéutica, particularmente signos clínicos o electroencefalográficos de encefalopatía. En última instancia, nuestro objetivo colectivo debería ser perfeccionar los criterios de beneficio con la hipotermia terapéutica.
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